Carta de apoyo a Isain Mandujano y Angeles Mariscal de periodistas de Chiapas

Al Presidente de la República Felipe Calderón Hinojosa

A los organismos defensores de los derechos humanos

A los organismos defensores de la libertad de expresión

A las organizaciones sociales solidarias

A la Cámara de Diputados

Al Senado de la República

A la Comisión Interamericana de Derechos Humanos

A Amnistía Internacional

A la Comisión Nacional de los Derechos Humanos



Las y los periodistas de Chiapas estamos preocupados por la situación de hostigamiento y amenazas que están viviendo colegas periodistas, y que se expresan mediante linchamientos y campañas de desprestigio cuyo vehículo son las redes sociales, los medios de comunicación públicos, blogs, páginas web “anónimas”. Últimamente también se han dado amagamientos directos con emprender acciones judiciales.



Tenemos documentados diferentes casos en donde periodistas-funcionarios (aunque resulte una combinación difícil de entender) están utilizando medios públicos para desprestigian el trabajo de compañeros periodistas.



Si bien, el hostigamiento ha sido más perceptible en el caso de algunos compañeros, sentimos que la agresión es para todo el gremio de periodistas y comunicadores, ya que cualquier situación que atente contra la libertad de expresión pone en riesgo nuestro trabajo.



Estamos preocupados por los casos particulares de la compañera Ángeles Mariscal y el compañero Isaín Mandujano , quienes desde hace cuatro años están viviendo una situación de hostigamiento, derivado de su trabajo periodístico.



El incidente más reciente se dio este jueves, cuando a través de un boletín oficial emitido desde la Procuraduría de Justicia del Estado se deja entredicho la supuesta participación del compañero Isaín Mandujano en el ataque que sufrió el funcionario de la Universidad Autónoma de Chiapas (Unach) y del Sistema Chiapaneco de Radio, Televisión y Cinematografía, Jacobo Elnacavé Luttmann.



Este agravio forma parte de una larga cadena de agravios hacia ellos. Esta situación nos parece preocupante, porque como se ha venido exponiendo a través de diferentes foros, denuncias públicas y otras formales, coloca a los periodistas en una situación de alta vulnerabilidad; a la que confluye el escenario adverso que en todo México se vive contra los periodistas.



Percibimos un cerco informativo y poco acceso a las fuentes de información, que va en contra de la Ley de Derechos para el Ejercicio Periodístico del Estado de Chiapas, la que pedimos se respete a cabalidad.



Las y los periodistas que firmamos esta carta respetamos el Estado de Derecho, sabemos que nuestro trabajo es necesario en cualquier lugar donde se quiera alcanzar la democracia. Por tanto pedimos respeto y tolerancia a nuestro trabajo, pedimos dicten medidas cautelares para los periodistas directamente agraviados.

Consideramos que Chiapas debe arribar a un estatus democrático donde la libertad de prensa, de expresión, de información y de opinión sea un derecho garantizado y no vulnerado por el propio Estado.



Solidariamente



Sandra de los Santos Chandomí

Gabriela Coutiño Montes

Elio Henriquez Tovar

Amalia Avendaño Villafuerte

Patricia de los Santos Chandomí

José López Arévalo

Antony Flores Mérida

Juan de Dios García Davish

Fredy Martín Pérez

Patricia Espinosa

Leticia Jiménez

Persiste rezago educativo en mujeres indígenas


“Li antsunkutique yacaluncutik spaselvaltel yipal suenta jmojuncutikuk tey jugne mugyukme chi sutkutik” (Tsotsil)

 “Las mujeres estamos luchando por nuestra igualdad y no daremos un paso atrás”
 
Susana Patricia López Díaz, originaria de Larrainzar, Chiapas




Por: Leticia Jiménez Muñoz

Susana Patricia López Díaz, nació en el municipio de Larrainzar, Chiapas. A sus 18 años esta joven de origen tseltal, manifiesta su preocupación por la constante violación de los derechos de las mujeres, principalmente de las indígenas en su comunidad, a quienes por los usos y costumbres desde jóvenes se les limita su participación dentro de la sociedad y en consecuencia violentan abiertamente sus derechos humanos.

Ella cursa el sexto semestre de bachillerato, próxima a egresar, y aspira con seguir sus estudios de nivel superior junto con dos más de sus compañeras; sin embargo, ocho mujeres más no tendrán esa oportunidad, “por desgracia ellas no continuarán estudiando en parte por falta de recursos económicos, pero principalmente es la creencia de que la mujer no tiene caso que siga estudiando, ya que en el propio ambiente donde vive, la familia, es donde la desaniman. La creencia es que ellas deberán casarse y atender a su familia, de ahí que no consideran importante que la mujer se prepare profesionalmente”, dijo.

Patricia, considera necesario que se difundan la igualdad de oportunidades para las mujeres y así obtener mayor oportunidad de desarrollo en todos los planos de la vida.

Aún no decide si estudiar medicina u odontología; si de algo está convencida es de querer seguir estudiando y preparándose, aún cuando no cuenten con los recursos económicos ya está analizando qué opciones puede tomar; sin embargo, la que tiene en mente es la de trabajar y estudiar al mismo tiempo. Pero se aferra a seguir luchando por conseguir su sueño: ser una mujer profesionista y regresar a su municipio para trabajar en pro de su comunidad.

Proveniente de una familia numerosa, donde son 11 integrantes en total, cinco mujeres y seis varones, a pesar de las costumbres de la región se han logrado romper ciertos paradigmas en su familia y a la mujer se le ha impulsado para salir adelante junto con los varones. Admira a su hermana mayor, quien ya concluyó su carrera profesional, y al igual que ella, Patricia afirma que podrá seguir adelante. Se siente afortunada de que en su hogar haya un cambio en la visión que se tiene hacia las mujeres, pues “nos motivan a ir a la escuela y prepararnos”, no así ocurre en la mayoría de las familias de la comunidad y le duele ver como truncan los sueños de muchas mujeres de su pueblo.

“Li antsunkutique yacaluncutik spaselvaltel yipal suenta jmojuncutikuk tey jugne mugyukme chi sutkutik” que traducido al español dice: “Las mujeres estamos luchando por nuestra igualdad y no daremos un paso atrás”, así expresó sus sentires al manifestar que son pocas las mujeres que logran incorporarse a la escuela, pero al menos ella tiene la firme convicción de querer lograr un cambio, de buscar conseguir que sus derechos como mujer y como indígena sean respetados, y que algún día las demás sepan que existen eso derechos: a la educación, a la salud, al trabajo entre otros, pues la mayoría al no contar con instrucción educativa, las desconocen.

Más hombres en las aulas que mujeres

De acuerdo con Conapo, la población indígena en México alcanza los 14.2 millones de personas. En materia educativa, según la ENADID 2009, aún cuando se ha logrado que dos tercios de la población indígena alcance niveles de escolaridad equivalentes o superiores a la secundaria, el 4.3 por ciento de la población joven indígena no cuenta con ningún nivel de escolaridad, el 11.7 por ciento tiene primaria incompleta, 21.3 por ciento primaria completa y 62.6 por ciento tienen por lo menos nivel de secundaria.

Entre la población indígena, persiste el rezago en la participación de las mujeres en la vida educativa, una quinta parte de la población indígena entre 15 y 24 años estudia, de los cuales el 22.9 por ciento son hombres y el 21.5 por ciento mujeres, de acuerdo con el diagnóstico del Consejo Nacional de Población (Conapo) presentado en el informe La situación actual de los jóvenes en México 2010.

Asimismo, en lo que respecta al ámbito laboral, principalmente en las mujeres jóvenes indígenas, el 50 por ciento de ellas se ocupan mayormente en labores domésticas y sólo el 23.4 por ciento se encuentra en el mercado laboral. Cabe mencionar que Chiapas tiene una proporción de jóvenes por arriba del promedio nacional con 21.2 por ciento, siendo la media nacional de 18.7 por ciento.

Chiapas al 2009, el 28 por ciento de su población, es decir, la cuarta parte es joven de 15 a 29 años (INEGI). Conforme al primer trimestre de la ENOE 2010, de cada 100 hombres y mujeres de 15 a 29 años, 28.2 por ciento asisten a la escuela; de éstos, el 29.8 por ciento son hombres y 26.7 por ciento mujeres. En cuanto al nivel de escolaridad de la población joven en la entidad; indica que casi una tercera parte tienen estudios de nivel medio superior y superior, así como más de una quinta parte cuenta con secundaria completa. Sin embargo el rezago educativo es de 46.7 por ciento, es decir, son jóvenes sin escolaridad, con primaria incompleta, primaria completa y secundaria incompleta. El rezago educativo en los varones es de 44 y en las mujeres de 49.3 por ciento.

Ahora bien, la entidad posee una gran variedad lingüística, las lenguas con mayores volúmenes de hablantes son: Tseltal (363 mil), Tsotzil (321 mil), Chol (162 mil), Zoque (44 mil), y Tojolabal (43 mil); estas lenguas agrupan 97.4 por ciento del total de hablantes, según INEGI.

De acuerdo al Censo 2010, en el estado, el 27 por ciento de las mujeres de 3 años y más, hablan alguna lengua indígena. Esta es una población con una estructura demográfica joven donde el 43 por ciento, es decir una tercera parte tienen de 3 a 14 años, y poco menos de una tercera parte (31.5 por ciento) tienen de 15 a 29 años, el grupo de 30 a 59 años representa el 28.0 por ciento mientras que el de 60 años y más agrupa al 6.5 por ciento. Por tamaño de localidad, el 78.3 por ciento de las mujeres hablantes de lengua indígena reside en localidades menores de 2 500 habitantes, y solo el 4.7 por ciento habita en localidades de 100 000 y más habitantes.

Cabe mencionar, que en la mitad de los estados de la República, las mujeres reportan un nivel de asistencia más alto que los hombres, entre ellos se encuentran San Luis Potosí, Querétaro, Estado de México, chihuahua, Morelos, Aguascalientes. Por el contrario, en Hidalgo, Chiapas, Oaxaca, Puebla, Colima, Quintana Roo, Tlaxcala, los hombres siguen teniendo mayor presencia en las escuelas, según el informe La situación actual de los jóvenes en México.

Lograr la igualdad de oportunidades no ha sido tarea fácil, se han dado pasos, pero aún queda mucho camino por recorrer como bien lo comenta en la entrevista esta joven de origen Tseltal, quien tiene el deseo de que en su comunidad a las mujeres se les respete sus derechos y que al igual que los hombres, las mujeres logren mejores oportunidades en la vida, sobre todo tengan acceso a la educación.

Patricia desea que las mujeres de su comunidad no sólo se dediquen a las tareas del hogar, como suelen inculcarles, ya que desde niñas se les enseña a cuidar sus hermanitos, cocinar, y hacer tareas que tienen que ver con el hogar, desde muy jóvenes en la mayoría de los casos, ellas tienen que casarse y atender a su marido.

Si bien las inequidades de desarrollo humano se visualizan en diversas regiones del país, pero las poblaciones indígenas se encuentran aún más desfavorecidas. Dentro de este grupo, las mujeres sufren de una doble discriminación: la que les da su condición indígena y la que reciben por el hecho de ser mujeres. Al no tener oportunidad de una segunda lengua y sin acceso a la educación, las mujeres quedan al margen de mejores oportunidades de empleo, ignoran sus derechos y en consecuencia no pueden ejercerlos. Lo que se traduce a mayor pobreza y sufren más desventajas frente a los hombres de sus comunidades.

Publicado en la Revista Ni màs, Ni menos...Mujeres. Abril 2011 No. 32

México, sin ratificar Convenio 138 de la OIT sobre la edad mínima de admisión al empleo

  • En el país 3 millones de niñas y niños trabajan, el 40% no asiste a la escuela
  • Organismos internacionales hacen un llamado contra el trabajo infantil 
Por: Leticia Jiménez Muñoz

México es el único país de América Latina que falta por ratificar el Convenio 138 sobre la edad mínima de admisión al empleo, razón por la que la OIT Y UNICEF, hicieran un llamado urgente contra el trabajo infantil en este país.

La situación es alarmante, cuando datos revelan que existen 3, 015,067 niños, niñas y adolescentes entre 5 y 17 años que trabajan, es decir, 10.7% de la población total en este rango de edad. De los que trabajan: 900,000 tienen entre 5 y 13 años, es decir están por debajo de la edad mínima legal para trabajar, según los datos de 2009 del Módulo de Trabajo Infantil (MTI) de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE).

Los resultados que arroja el MTI muestran que el trabajo infantil tiene consecuencias graves en la educación y en el aprovechamiento escolar de los niños. Ya que de los 3 millones de niños, niñas y adolescentes que trabajan en México, 40% no asiste a la escuela.

En ese sentido, la representante de UNICEF en México, Susana Sottoli, señaló que “el trabajo infantil perpetúa las desigualdades sociales y económicas y compromete no sólo el futuro de los niños que trabajan y de sus familias, sino el mismo desarrollo equitativo y sostenible de su comunidad y del país, al minar las futuras competencias de su fuerza laboral”.


En tanto Thomas Wissing, Director Adjunto de la Oficina de Países de la OIT para México y Cuba, manifestó que “los niños no son simplemente adultos pequeños, son física y mentalmente distintos, e independientemente de las pautas culturales o la configuración social, la transición hacia la madurez biológica se extiende más allá de la pubertad, hasta los últimos años de la adolescencia. En esto se basa el argumento en contra del trabajo infantil peligroso; es sobre esa base que se clasifica como una peor forma de trabajo infantil que requiere una acción inmediata y general”.


En dicho informe se menciona que el trabajo peligroso está incrementándose entre el grupo de niños y niñas de 15 a 17 años de edad. En cuatro años (de 2004 a 2008), este grupo ha experimentado un aumento de 20 por ciento: pasando de 52 a 62 millones. Cabe mencionar que el número de niños en trabajos peligrosos es dos veces mayor que el de las niñas, en este mismo rango de edad.

De igual forma la tasa de lesiones y fallecimientos en el trabajo de los niños es superior a la de los adultos, según lo revelan los datos procedentes de países industrializados. También existen progresos, ya que en lo que respecta a los niños y las niñas de 5 a 14 años, en el período de 2004‐2008, la tasa descendió en un 31 por ciento; y en cuanto a las niñas, en un 24 por ciento.

Asimismo, en el mundo, en cuatro años, 10 millones más de adolescentes trabajan en actividades o condiciones peligrosas.

Finalmente se hizo énfasis en que pesar de que varios países latinoamericanos han adoptado medidas urgentes con la ratificación de Convenios fundamentales de la OIT, en el caso de México es el único país de América Latina que falta por ratificar el Convenio 138 sobre la edad mínima de admisión al empleo.

Lo anterior, fue expuesto durante la presentación del informe “Niños en Trabajos Peligrosos de la OIT”, dado a conocer  en días pasados, en el que se señala las razones de peso para atender con urgencia el trabajo infantil.