Por: Leticia Jiménez Muñoz
El principal obstáculo en la educación sobre sexualidad hacia las y los niños, adolescentes y jóvenes es precisamente la incomunicación entre padres e hijos, no obstante, resulta necesario hablar del tema con mensajes explícitos, en forma natural, reconoce Judith Enríquez Méndez, sicoterapeuta.
Un joven mientras más información tiene, más responsable será y podrá retrasar la experiencia sexual, madurar y tomar mejores decisiones. Sin embargo, por nuestra cultura se ha encontrado que a las y los chicos todavía les da pena preguntar sobre sexo con sus padres, indica Enríquez Méndez, pues existe una barrera y el tema de sexualidad no se aborda.
Por lo general, adolescentes y jóvenes charlan con amigos, vecinos o buscan en Internet información para conocer sobre el tema, pero no hablan con los adultos ni con la familia.
-Me da pena. No, no sé. Nunca me he acercado para preguntar alguna duda sobre sexo o sexualidad con mis papás. Les tengo mucha confianza pero sobre ese tema sí que me da pena-, comenta Adriana, una chica de 15 años entrevistada en la capital chiapaneca, estudiante del nivel medio superior.
Mientras que para Luz de 16 años de edad, señala que en su escuela cuentan con orientador sexual, pero no tiene la confianza para preguntar sobre cuestiones de su sexualidad y de su cuerpo; y en cuanto a pláticas, afirma que no han recibido en estos momentos, -algo que nos pudiera ayudar, no-, expresa.
El rol de la escuela es trascendente, pero la comunicación en el aula también tiene sus deficiencias. En los colegios sí tienen orientadores educativos, “pero por los mitos y tabúes que existen en torno a la sexualidad, no se profundiza” explica Judith Enríquez Méndez, quien también trabajó como orientadora en una escuela secundaria.
En los centros educativos, la información que proporcionan las y los maestros sólo se da a partir de lo que se sugiere en los libros de textos, los cuales se basan en un modelo tradicional de enseñanza sobre el cuerpo, su función y los cambios que se dan biológicamente. Por tanto, los profesores se limitan a dar mensajes superficiales, a grandes rasgos y no entran en el terreno sicológico y social.
Luego de un sondeo con población juvenil entre 15 y 17 años en la capital, resulta evidente que el ansia de obtener conocimientos sobre sexo provoca que las y los jóvenes recurran a literatura barata (revistas comerciales) y el Internet, creyendo que encontrarán respuestas a sus interrogantes.
Para Elizabeth Utrilla Méndez, integrante de la asociación juvenil Keremetic Ach´ Ixetic A. C., sin educación sexual, las y los jóvenes corren mayores riesgos de adquirir enfermedades de transmisión sexual, toda vez que su primera relación sexual, sobre todo los de temprana edad, no toman precauciones para protegerse; además de que las mujeres, en muchos casos resultan con un embarazo no planeado. Asimismo, la mayoría de las jóvenes desconocen la existencia de los métodos anticonceptivos y el uso correcto de éstos.
En Chiapas seis de cada diez chiapanecas con edades entre 15 y 18 años se embarazan sin planearlo, en donde incluso, todas piensan en interrumpir su gestación, y sólo una de ellas lo hace según la coordinación de Punto Centro de Jóvenes de Mary Stop en México, A.C.(1)
Según datos del Instituto Alan Guttmalher, la tasa anual de abortos en México -al mes de octubre de 2008- es de 33 por cada 1000 mujeres de 15 a 44 años.(2) En tanto, cifras y estadísticas sobre la Interrupción Legal del Embarazo en el Distrito Federal 2007-2008, reportan que se practicaron 981 abortos en menores de edad del total de 18149 practicados. De 11 a 14 años de edad se estima un 0.8%; de 15 a 17 años un 5.3%; de 18 a 24 años un 46.6% y de 265 a 29 años un 21.4%.(3)
Por otra parte, de acuerdo a datos del IMSS en México, el 30 por ciento de las y los jóvenes entre 18 y 30 años de edad, han padecido alguna infección de transmisión sexual (ITS). La mayor parte de las ITS se propagan por contacto sexual y da lugar a enfermedades crónicas como el VIH/Sida, complicaciones durante el embarazo, infertilidad y cáncer cervicouterino, entre otras.
De acuerdo a datos oficiales que registra INEGI, en México, la transmisión sexual es la principal vía de infección del virus de inmunodeficiencia humana (VIH) entre jóvenes de 15 a 29 años de edad. Para los jóvenes de 25 a 29 años la tercera causa de muerte es la enfermedad por VIH/SIDA con 6.7%. Mientras que para las mujeres de 25 a 29 años representa la tercera causa con 4.5% de las defunciones.
Según CENSIDA, durante el primer trimestre de 2009 la tasa de mortalidad por SIDA en México fue de 4.8 personas por cada 100 mil habitantes. El análisis por escolaridad muestra que las mujeres sin escolaridad y con primaria incompleta presentan los mayores porcentajes de defunción por SIDA (30.9% y 26.4%, respectivamente); las proporciones más altas entre los varones, se ubican entre los que tienen estudios profesionales y de preparatoria (93.5% y 89.0%, respectivamente).
En Chiapas, de las defunciones por SIDA, la mitad eran personas que tenían entre 30 y 49 años, y una tercera parte corresponde a adolescentes y jóvenes de 15 a 29 años (INEGI).
Lo anterior nos da un panorama de la situación que aqueja a la población joven, y la urgente necesidad de implementar acciones. Es preocupante que cada año, las cifras se mantienen o bien unas se elevan, por lo que es un tema que debe no sólo ser discutido, sino que se debe de etiquetar recursos en materia de salud y educación para desarrollar e implementar programas de educativos y de salud en materia de educación sexual y reproductiva.
Ahora bien, se debe también dar cumplimiento a las metas establecidas y acordadas por ministerios de salud y educación en la Declaración Ministerial “Prevenir con Educación”, en donde se comprometieron a posicionar la prevención para responder de manera efectiva al VIH/SIDA, esto a partir de la firma en 2008.
Las voces de las organizaciones han manifestado por enésimas ocasiones que no basta con firmar los tratados si en la práctica no se cumplen, hay que pasar de los discursos a los hechos. Para prevenir con educación, si bien ratifica la declaratoria, debe tener una perspectiva basada en los derechos humanos, el respeto a los valores de una sociedad plural que incluya los aspectos biológicos, culturales, éticos, emocionales, sociales y de género, así como de diversidad de orientaciones e identidades sexuales. Es pues, urgente que los planes de estudios se modifiquen para ofertar una educación integral en sexualidad y capacitar al personal docente en la materia desde su formación académica.
Educación sexual: aconsejan que empiece en la infancia
Especialistas en el tema aseguran que se debe empezar a educar sobre sexualidad y sexo desde la infancia. La educación sexual no sólo es hablar de relaciones sexuales, implica también hablar de los roles de género, llamar a los genitales por su nombre, prevenir el abuso sexual, hablar de masturbación.
Enríquez Méndez considera que es fundamental hacer un trabajo integral desde las escuelas, en donde se explique a niños y niñas qué le ocurre al cuerpo, explicar que hay sensaciones placenteras… y en la medida que niñas y niños conozcan sus sensaciones van a determinar hasta donde quieren sentir y a la vez asumirán la responsabilidad de esas emociones.
Alejandro Meza Ojeda, coordinador de la clínica sicológica de la UNICACH comenta que carece de fundamento la acusación de que la educación sobre salud sexual incita a la actividad sexual, por el contrario, con ella se puede lograr que las prácticas sexuales sean más seguras.
Es necesario, porque cuando no hay información en casa, se informan por canales menos seguros y sostienen mitos, como que la primera vez no hay riesgos. También es fundamental que los profesores comiencen a tratar sobre estos temas desde la infancia, ya que las y los hijos permanecen medio día con ellos, son una figura que representa credibilidad ante ellos y como tal deben tener respuestas objetivas y claras a las dudas de las y los niños, en el caso del nivel primaria, donde deben abordarse estos temas sin prejuicios. Asimismo, los papás deben ser permisivos y sensibles ante el tema para que se puedan platicar con sus hijos en los centros educativos.
De esta manera, los especialistas entrevistados consideran necesario reconocer que con información objetiva, oportuna y pertinente se favorece el ejercicio responsable y no precoz de la sexualidad, pues el hecho de que se aborde de manera abierta, no implica que se este abriéndole los ojos a la inocencia infantil, sino todo lo contrario.
Elizabeth Utrilla destaca que se ha comprobado que la educación en materia de anticoncepción, VIH y prevención de ITS es eficaz para reducir esas consecuencias no deseadas. Desgraciadamente, los padres y las madres, aunque desean ayudar a sus hijos e hijas, siguen sin establecer una comunicación adecuada en cuestiones relativas al sexo y sexualidad.
Ahora bien, el problema no es si las niñas y los niños deben recibir educación sobre salud sexual, sino cómo y qué clase de educación van a recibir. Es imposible apartar a la población infantil de las influencias sexuales. En todo momento los adultos transmitimos modelos de comportamiento, ideas y creencias, por otro lado están también la televisión y los anuncios comerciales que constante bombardean con diversos patrones que se convierten en una influencia en la sociedad, pero el silencio y las respuestas evasivas suelen ser las respuestas de los profesores. Por tanto, no ofrecer información y servicios apropiados por temor a alentar la actividad sexual no es una opción viable y resulta hasta contraproducente.
No se puede tapar el sol con un dedo, hablar del tema de sexualidad resulta fundamental. Padres y madres de familia, así como maestros y maestras, deben compartir la tarea de abordar el tema con oportunidad y objetividad, con el fin de proporcionar información con mensajes correctos a las y los niños, adolescentes y jóvenes, para el ejercicio de una sexualidad plena, libre, placentera y con responsabilidad. La educación sexual no es una tarea de unos cuantos, es una responsabilidad colectiva, donde cada actor social: estado, sector salud y educativo, iglesias, organizaciones civiles, profesionales, padres y madres de familia deben interactuar para brindar una orientación sin tabúes; y recordar que niños, niñas, adolescentes y jóvenes tienen el derecho a ser informados y educados sexualmente.//LJM//
(1) MORALES, Mariana. Se embarazan sin planearlo seis de cada 10 chiapanecas. En: Periódico “El Heraldo de Chiapas”, sección local, 24 de noviembre de 2009; p.8.
(2) Guttmacher Institute, Datos sobre el aborto inducido en México, octubre 2008, [En resumen]. Disponible en
(3) http://www.gire.org.mx/publica2/ILE2007_2008_AgendaEstadistica2008_DF.pdf